UN BUEN SOBRINO - 06

UN BUEN SOBRINO 

 

CAPITULO 04 – SANDRA

CAPITULO ANTERIOR (POR SI  NO RECUERDAS QUE HABIA PASADO ANTES)

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Mariana tocó la puerta, en la habitación donde su sobrino en su cuerpo se encontraba durmiendo con su esposo, aunque los golpes eran leves Alberto logro despertar, el chico también esperaba que su antiguo cuerpo estuviera ahí, pero una vez mas no lo logro, bajando la mirada vio que los senos de su tía seguían en su pecho, oyó los golpes, y abrió la puerta, pero no esperaba lo que vio, su tía con su cuerpo ahora de hombre lucia una gran erección.

ALBERTO: pero tía, como sales así al pasillo, aun con la almohada se puede notar tu erección

MARIANA: si lo se sobrino, ¿crees que a mí me gusta esto? Ayúdame a bajarlo

ALBERTO: lo siento tía, pero deberías de saber que solo hay una forma de bajarlo inmediatamente y no creo que la aceptes

MARIANA: ¿de qué se trata?

ALBERTO: pero primero vamos a mi cuarto, aquí nos pueden ver

MARIANA: ok, pero ponte el brasier otra vez Alberto, me pueden ver así

ALBERTO: ok ok, aunque los únicos hombres ahora son mi tío y tú, en seguida te alcanzo

Alberto regreso adentro, su tío aún seguía dormido y lo ronquidos no paraban, reviso la maleta de su tía, buscando el bra que ponerse, se sintió un poco raro, ahora toda esa ropa que revisaba se podría decir que era suya, pues todas la prendas tenían sus medidas, al fin lo encontró, al tomarlo con ambas manos le parecio inmenso, fácilmente podría llegar a meter varias cosas en las copas del brasier, se quitó la blusa con la que había dormido, era la segunda vez que veía sus nuevos pechos, y aun así no dejaban de sorprenderle lo grandes que eran, por eso mismo tuvo dificultades al ponerse la ropa interior, era difícil para el que nunca había tenido experiencia, pero al fin lo abrocho, era bastante incomodo como se sentía ahora, pues los tirantes presionaban en contra de sus hombros, pero al menos sus senos eran más estables y no se movían tanto, se volvió a poner la blusa y salió con cuidado del cuarto, al entrar  a su antigua recamara vio a su tía contemplando su aun erecto pene.

MARIANA: Veo que, si pudiste ponerte mi brasier, pero ahora debes ayudarme, no sé qué hacer con esto

ALBERTO: tranquila tía, es lo que debo de decirle, esa erección no se bajara a menos de que tú sabes…

MARIANA:¿Qué? No sé nada de esto

ALBERTO: pues en pocas palabras, seguirás con esa erección a menos de que te masturbes…

Las palabras tomaron por sorpresa a Mariana, apenas se estaba a costumbrando a ver ese bulto en su entrepierna, y aun así era shockeante pues era ni más ni menos que el cuerpo de su sobrino, y encima ahora debía tocarlo y estimularlo

MARIANA: pe…pero ¿no hay otra forma?

ALBERTO: es algo natural en los adolescentes tía, a mí se sucede todos los días, amanezco así y debo masturbarme para que se me baje rápido, de lo contrario tarda bastante para volver a bajar

MARIANA: ¿pero Beto, es tu cuerpo, sería como si yo tocara tu pene, no crees que esto es demasiado raro?

ALBERTO: si lo sé tía, pero yo también tuve que tocar el tuyo, mira, por el momento estos son nuestros nuevos cuerpos, si queremos pasar desapercibidos en lo que esto se soluciona debemos actuar como el otro en todo momento, no me sentiré raro si lo decides hacer, a fin de cuentas, es tu cuerpo ahora, además dentro de poco desayunaremos y no iras con esa erección al comedor

MARIANA: ummm. Ok Beto, pero debes comprender que soy neófita en este aspecto, no sé nada, ni si quiera he visto cuando tu tío ya sabes…

Alberto tardo unos minutos en explicarle a su tía como debía hacerlo, era una situación bastante incomoda, pero necesaria, ahora que él tenía vagina, se sentía raro y extrañaba su pene, después de un rato termino, dejando a su tía aun con dudas, pero con lo necesario para hacer lo que debía hacer. 

Mariana le pidió privacidad a su sobrino, aun no se bajaba la erección, y estaba tan duro que tan solo tocarlo era raro, Alberto cerró la puerta y se retiró, con algo de nerviosismo Mariana bajo su bóxer para descubrir el nuevo aspecto de sus genitales,  acostumbrada a ver una zona plana en su entrepierna, para  Mariana era bastante raro ver eso en su cuerpo, lo tomo con una de sus manos, poco a poco empezó con el movimiento que su sobrino le había explicado, aun no podía creer que estaba tocando a su propio sobrino, aunque también no podía negar que su nuevo cuerpo tenía un pene bastante grande, basta decir que Mariana logro bajar la erección, pero también que experimento algo diferente y placentero, no le dijo a Alberto pero le gusto esa experiencia.

Después de desayunar y aun en la mesa, Ericka (madre de Alberto) retomo el tema de la visita al centro comercial, Sandra se emocionó por ir de compras, al igual que Ericka, pero Alberto no reacciono, eso implicaba muchas cosas, no sabría cómo comportarse, ni que ropa elegir o que talla era, sin embargo no podría escapar de esta situación, mientras su prima y su madre se cambiaban, a Alberto le toco lo mismo, su tía le indico que ponerse, además de indicarle cómo comportarse y sus nuevas medidas, mientras viajaban en el auto Alberto no podía creer que dentro de unos minutos estaría entre vestidos y blusas, escogiendo ropa para su tía, y probándosela, el odiaba esta actividad, las pocas veces en las que acompaño a su mamá, casi murió de aburrimiento, al menos tres horas y media fueron necesarias esa vez para comprar un solo vestido, veía que su madre pasaba una y otra vez por los mismos  estantes y no se decidía, aun mas tedioso fue el tener que indicarle que vestido se le veía mejor de entre una gama de al menos 8 que se probó ese día, después de eso, el chico no quiso volver a acompañar a su madre, pero ahora era diferente, no solo la volvería a acompañar, sino que también ahora era su hermana, y su prima era su hija, y aun peor es que el también debería pasar por todo ese ritual para llegar a escoger la prenda adecuada que se pondría para la cena de año nuevo, lo veía absurdo pues se tardaría más tiempo en escoger y probarse ropa que el tiempo que la usaría, decidió que escogería algo rápido para salir del problema lo antes posible, e imagino llegando y tomando lo primero que hubiera de su talla, y en menos de treinta minutos ya haber pagado y estar de regreso, pero no pudo estar más equivocado….

Al llegar a una reconocida plaza de la ciudad que albergaba al menos 20 tiendas de ropa para mujeres, Alberto recibió las ultimas indicaciones de su tía, viendo cómo se marchaba con su tío a otro tipo de tiendas, entonces se quedó solo con su madre, y ahora hermana, y con su prima y ahora hija, se sentía raro, pues después de todo ese no era su ambiente, aun mas cuando ambas mujeres lo tomaron de la mano para llevarlo a ver las ofertas de una tienda cercana, aunque algo si le interesaba, específicamente a la hora de entrar al probador, y es que se imaginaba viendo mujeres semi desnudas ir y venir con las prendas que se iban a probar, o lo que sería ideal, poder compartir un probador con su prima Sandra, no era ningún secreto que Sandra era muy hermosa, tenía la misma edad de Alberto, y aunque el chico se negaba a aceptarlo, sentía un poco de atracción hacia su prima, esto se acentuaría más cuando a Sandra después de un largo tiempo, le sorprendió lo bien que se desarrollo su prima, cuando niños siempre jugaban y eran muy unidos, ahora ya no tanto como antes, pues su prima lo llegaba a poner nervioso a veces, comportamiento que no podía ocultar ni aun ahora que tenía el cuerpo de su tía.

Empezaron recorriendo gran número de Tiendas, todas repletas de mujeres, muchas de ellas muy hermosas, de inmediato atraían la mirada de Alberto, sin embargo era su prima la que realmente llamaba su atención, constantemente le preguntaba si esa ropa se le veria bien, incluso en una tienda de ropa interior, pudo observar como su prima se sobreponía un brasier solo para ver si le quedaba, ya llevaban una hora y aún no habían elegido nada, Alberto se empezaba a desesperar, nunca había estado entre tantas faldas y brasieres, no le llamaba la atención la ropa de mujer, estaba más atento a las demás mujeres, al fin llegaron a una tienda donde Ericka encontró algo lindo, al igual que Sandra, Alberto ni si quiera sabía que escoger o como empezar, las mujeres le enseñaron varias opciones, pero Alberto no se decidía, no conocía tanto el estilo de su tía, por lo que Sandra y Ericka le escogieron varias prendas para que se probara, era hora de pasar a los probadores, no había ningún  hombre en esa tienda, guiado por una señorita las tres mujeres entraron a los probadores, para la buena suerte de Alberto solo había dos probadores disponibles, por obvias razones eso significaría que él y su prima al ser madre e hija compartirían uno y su madre estaría en otro, y todo salió de acuerdo a sus planes…él y Sandra entraron a uno, muy nervioso Alberto cerro la cortina y empezó a ver el espectáculo, pues de inmediato su prima se estaba empezando a desvestir ante los atónitos ojos del chico, intento actuar con naturalidad pues a simple vista eran solo dos mujeres compartiendo un probador.

 

El chico aun no podía creer lo que veía, y es que el cuerpo de su prima era hermoso, nunca la había visto como ahora, incluso le empezó a excitar un poco el ver a Sandra quitándose toda la ropa mientras se probaba brasieres, vestidos y pantalones, todo frente a su ojos, emitía su opinión cuando se le pedía pero estaba embobado con su ahora hija, él también tuvo que desnudarse, ahora se sentía un poco raro pues veía su cuerpo y el de su prima y eso le hacía sentir inseguro, pues él tenía otro tipo de cuerpo, aun así disfrutaba cada detalle, la suavidad de la tela, lo ajustado que algunas prendas le quedaban, incluso hizo algunas poses mientras se probaba un conjunto negro que termino por convencerle, aunque era algo atrevido, al ver al espejo no se veía a el mismo, era como ver a su tía y a su prima probarse n cantidad de vestidos, faldas y blusas,  hasta perdió la noción del tiempo, ya había pasado una hora y su prima aún no se decidía, aunque no quería tuvo que ayudar a su madre también a subir el cierre de un vestido, pero al fin todas terminaron por escoger algo, pagaron y se marcharon, cuando Alberto creía que todo acabaría al fin…

ALBERTO: bueno, ¿ya nos vamos verdad? Llevamos ya varias horas

SANDRA: pero que dices Mami, si aún nos faltan los zapatos y algunas cosillas mas

ALBERTO: ¿en serio? ¡Ah! ya me cansé

Alberto debió soportar otra hora visitando tiendas de zapatos, acostumbrado a usar tenis, el chico sentía muy raro usar ahora zapatillas, incluso su pie era más pequeño y para colmo él ni siquiera sabía andar en tacones, ya hartado de vagar de tienda en tienda salieron con muchas bolsas, mientras esperaban a los hombres, decidieron comer algo, afortunadamente el martirio había acabado al fin Alberto descanso, la experiencia como mujer había sido única, incluso muchos hombres fijaban su mirada en el nuevo trasero que Alberto poseía, pero también estaba agotado, al llegar su tía en su cuerpo y su tío, al fin se pudieron ir de vuelta a casa, Alberto saco la ropa que se pondría en la cena, pero no dejaba de pensar en lo que vio en el probador, cada vez le atraía más Sandra, y más ahora que la había visto desnuda…

Mientras Sandra lavaba los trastes, era observada por detrás por Alberto, no podía creer que una chica tan linda estuviera en su casa y que él no pudiera hacer nada, pues con el cuerpo de su tía eso la convertía en su hija, y aunque tuviera su cuerpo de hombre seguiría siendo su prima…

 

CONTINUARA...